Lo cierto es que el lugar continúa todavía bajo la influencia de alguna fuerza mágica, que domina las mentes de todos los habitantes, obligándolos a obrar como si se encontraran en una continua entonación.
La Ermita en honor de San Sebastian se edificó en el siglo XII, posteriormente se recubrió enteramente de conchas de vieira llegando así hasta nuestros dias. Precisamente esa caracteristica es la que la hace tan llamativa.