10 enero 2007

Juan Salvador Gaviota

Juan Salvador Gaviota pasó el resto de sus días solo, pero voló mucho más allá de los Lejanos Acantilados. Su único pesar no era su soledad, sino que las otras gaviotas se negasen a creer en la gloria que les esperaba al volar; que se negasen a abrir sus ojos y a ver. Aprendía más cada día.

4 comentarios:

Chus dijo...

Muy buen libro :-)
Besos

Odel dijo...

Si aynara yo tambien pienso lo mismo

ideas dijo...

Aprender a volar.. aprender a vivir..

Anónimo dijo...

a todo esto: una foto muy bonita :-) saludos cordiales